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La pintura de Angeles Jorreto

 

La pintura de Ángeles Jorreto

Ángeles Jorreto es una mujer inquieta y decidida que siente siempre la necesidad vital de seguir dibujando y llenando de trazos todo lo que encuentra. Es su dinámica de trabajo, es el gesto de su mano que "va yendo siempre”.

Sus primeros pasos le llevaron por una pintura figurativa inspirada en evocadores paisajes de un colorido irreal y por exuberantes bodegones y cestas de frutas, así como también por unas composiciones florales que resolvía con una soltura extraordinaria, enfatizándolas con la utilización del color.

Su pincelada es enérgica, valiente y muy ágil. Tiene un sentido muy claro de lo que es el equilibrio en la pintura, por lo que sus propios apuntes son de un resultado excelente.

Su proceso iniciático se basó en la acuarela, el óleo y el acrílico. En la historia de su pintura se percibe que el azul, que estuvo muy presente en sus comienzos, fue dejando paso a un mayor colorido para evolucionar más tarde, dentro de la abstracción y en la medida en la que el concepto de capturar la esencia para su obra le exigía, hacia una pintura cada vez más neutra, llegando incluso hasta casi la negación del color.

Siendo muy buena dibujante sigue buscando, no obstante, la eliminación del dibujo en su obra hasta llegar a su mínima expresión y, trazando únicamente unas leves líneas sobre el soporte elegido, pinta directamente desarrollando la imagen que quiere representar. Ya no son los rasgos del lápiz en el papel, son los colores de la mancha con los que quiere expresar, con mayor precisión, el contenido emocional que le impulsa sintiendo, como otros artistas habían sentido antes, que la fuerza del color va más allá de sus propios sueños.

Siguiendo la trayectoria de su pintura, y a través de las expresivas formas geométricas que esboza en su obra, se percibe el alto sentido de la abstracción que la artista posee y que, basándose en la utilización de elementos no figurativos, técnicamente evoluciona hacia una mayor pureza al apoyar la fuerza de sus colores en sutiles líneas que producen formas abstractas no identificables. "Quien entienda el lenguaje de la forma no necesitará buscar objetos”.Kandinsky.

Su evolución siempre ha sido muy meditada. En la actualidad sigue estudiando, experimentando y mezclando sus propios pigmentos, como buena artista "artesana”, hasta encontrar el color que sus ojos esperan y volcarlo literalmente, con espátula o pincel, sobre los muy variados soportes que ha dispuesto para conseguir su nueva manifestación pictórica. "Porque toda obra de arte es hija de su tiempo y muchas veces madre de nuestros sentimientos”.

Al empezar una obra le urge plasmar la imagen que ya visiona en su pensamiento y siguiendo la idea de Leonardo da Vinci, cuando decía que la pintura es una cuestión mental, pinta inspirada, sin medir el tiempo, en el silencio y en la soledad de su estudio porque para Ángeles Jorreto su pintura, junto a la poesía y la música, forma parte del mundo de sus sentidos.

Al diseñar paisajes urbanos pone en juego su sentido estético insinuando sugestivas siluetas de ciudades quiméricas, siempre imaginadas, pero sin ser representativas de ningún lugar, con cuya marcada verticalidad recuerdan el abigarrado mundo de las pinturas de Maurice Utrillo. Los trazos que perfilan sus edificaciones se superponen, se solapan, buscando con la luz de la mancha blanca, perspectivas insospechadas y profundidades inmensas que llevan por un camino que aquieta el pensamiento y hace soñar. En algunas ocasiones son ciudades con arquitecturas grises y blancas en las que ha destacado, con un intencionado aspecto expresivo, las curvaturas de antiguas cúpulas con las que quiere representar la evidencia de un pasado histórico. En los puertos simboliza la llegada a las ciudades desde el mar con creativas visiones de espacios muy dinámicos que se abren a los tinglados, a las naves industriales y a los edificios urbanos que les dan vida. Y, aunque huye de lo anecdótico, en algunas ocasiones, esquematiza algunas figuras para que con su deambular completen la sensación de vitalidad en la urbe.

Sus inquietudes le llevaron a introducirse en el mundo del mar. Ha pintado algunas marinas de cielos azules o rojos, pero otras las ha representado muy tenebrosas. Observa los variados movimientos del mar, tan encontrados, y busca darles vida a base de unos tonos oscuros que se abren a los abismos con brillantes manchas blancas. Con fuerza y de una forma magistral refleja las tormentas y el equilibrio de esa ola que parece retener, por unos instantes, las fuerzas tan variadas del turbulento mar en el que quiere plasmar la inclinación de los mástiles, los abordajes, la rotura de amarras y el destrozo del maderamen de las embarcaciones saltando unas por encima de las otras.

Las caras es un tema recurrente en su pintura. Con una pincelada muy suelta, a pesar de los riesgos que esto conlleva, realiza unos cuadros de abstractas figuraciones que, sin necesidad de pintar ojos ni bocas, tienen una expresión total en el rostro. Pueden ser intimistas, cuando son en pequeño formato, o impresionantes cuando la artista con la calidad de su valiente pincelada, se enfrenta a tamaños de proporciones increíbles, muy próximos al mural.

Llevada por su afán investigador, durante el recorrido de su pintura, abre sendas y nuevos caminos que le lleven a objetivos que se ha fijado pero cuyos resultados todavía le son desconocidos. Como un divertimento ensayó el collage, construyendo diversos planos artísticos con su propia obra y otros materiales impresos. Únicamente pretendía combinar el mundo gráfico con la plástica. En una breve época también se interesó por la pintura china y algunos de sus cuadros, pintados en orden ascendente, son la consecuencia de este nuevo ensayo. Ha realizado otros curiosos trabajos de sorprendente resultado. Son un conjunto de pequeñas obras, casi monocrómicas, que ha dispuesto en forma de paneles y las ha pintado sobre originales soportes como son los filtros del vino.

En sus algunas de sus obras abstractas y, especialmente en sus últimas pinturas con formas en blanco sobre fondo negro, se adivina el inicio de un constructivismo que puede marcar en su pintura una nueva pauta a desarrollar dentro de ese mundo tan dinámico e impactante. Y, aunque la pintora se considera lejos de un constructivismo formal, entendiéndolo como el rechazo de toda figuración, según los postulados de Arp y de los hermanos Gabo y Pevsner, no niega su presencia en parte de su obra. Pero ese es un camino hacia un futuro y todavía no forma parte de una época concreta en su pintura. Opina, como otros muchos artistas, que su mejor cuadro es el que está todavía por hacer, porque dentro de la evolución de su pintura, siempre tan cambiante, deja caminos abiertos por los que volver.

La aportación de Ángeles Jorreto a la pintura gallega es importante. Ha encontrado un estilo personal e inconfundible, fácilmente identificable, y esto representa uno de los valores más importantes de la plástica.

Alicia Garrido Fenés

Doctora en Geografía e Historia

 

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