Ángeles Jorreto viene demostrando de forma callada, casi sin hacerse notar, su gran aportación al Arte dentro de la nómina de las excelentes pintoras que se está dando en Galicia.

    Con un trazo rápido, firme, vigoroso- esa es la constante en su gesto- pasó por etapas que, lógicamente, fueron marcando su camino. Tal vez empezó con el paisaje y las flores pero se adentró, sorprendiendo a todos, en el mundo de la figuración con cuadros que pueden estar en la contemplación intimista porque son de pequeño formato, hasta tamaños inimaginables como si se tratase de murales, con el riesgo evidente que conlleva la composición, de lo que siempre sabe salir airosa.

    Pasó más tarde por el paisaje urbano, tema que en el que habría que detenerse para un mayor estudio, y sigue ahora con un mundo reflejado en la mar que a mí particularmente me sorprendió. Su enorme fuerza, el total destrozo, los abordajes, los barcos encallados, estrellados, parece que están pidiendo a gritos un astillero cercano para volver a la mar, a la dichosa faena.

    Ángeles Jorreto es activo, trabajadora hasta la saciedad, hasta decir basta. No tira con nada, lo aprovecha todo, así por su estudio aparecen manchas, recortes, apuntes por lo que uno se puede preguntar qué es lo que bulle por la mente de esta artista. Algo me llamó la atención: un mundo constructivo, un constructivismo dinámico con formas blancas sobre fondo negro que pueden llegar a ser una sorpresa en el momento más inesperado. Una aportación singular porque Ángeles Jorreto, desde siempre, ha venido haciendo abstracción de las formas más concretas.

    Y así continúa. Está dotada para hacer Arte de lo más humilde. Es de una fuerza expresiva total y sabe muy bien que el secreto del Arte está siempre en el trabajo. Por eso pasa más horas en el taller que en su casa ¿o hizo del taller su casa? o, dicho de otra manera, viva donde viva estará viviendo en el Arte.

Pedro Solveira

Pintor y Escultor

Abril 2012